viernes, 8 de febrero de 2013

Guerra electrónica: fin del segundo asalto

El año pasado comenté la demanda interpuesta por el Departamento de Justicia norteamericano contra los cinco grandes grupos editoriales (HarperCollins, Hachette, Simon & Schuster, Penguin y Macmillan) y contra Apple por el supuesto consenso para fijar los precios de los e-books, una demanda que venía tras el encarnizado enfrentamiento iniciado por Amazon contra MacMillan (¿coincidencia?).
Como se veía venir, las empresas han ido cediendo una tras otra y hoy MacMillan (que entre otros engloba la editorial de ciencia ficción Tor) ha anunciado que tira la toalla y se doblega ente la posibilidad de tener que afrentar una multa por monopolio cuya cuantía no podría hacer frente. La ironía es que, en el acuerdo, MacMillan no admite culpa alguna, tal y como han venido defendiendo desde el primer día. Pero contra el peso de la Administración yanqui se ve que ser inocente no es suficiente...
¿En qué nos afecta? De momento está por ver, pero imagino que alguien está descorchando el champán. Los primeros que llevan las de perder son los autores, que pueden ver sus ingresos por la venta de libros electrónicos (para algunos su principal fuente de ganancias) recortados.
Pero eh, no seamos malpensados, que creer que hay corporaciones manejando los hilos del poder judicial es de conspiracionistas...


martes, 5 de febrero de 2013

Un informático contra los Mitos de Cthulhu: The Atrocity Archives

Que Charles Stross es uno de los mejores autores (y de los más alocados) del panorama actual británico de la ciencia ficción es algo que ya he comentado en otras ocasiones. Sin embargo, tenía pendiente por leer su serie de The Laundry Files así que espoleado por Ms.Delphine y puesto me he puesto a ello.
Bob Howard es un técnico informático con todas las peculiaridades que su puesto conlleva: unos compañeros incapaces de vaciar la papelera de reciclaje sin ayuda, una jefe obsesionada con el cumplimiento riguroso de las directivas burocráticas y una montaña de trabajo que nunca parece acabarse. Ah, y no nos olvidemos de los demonios, los nazis, los Dioses Antiguos, las cédulas terroristas necrománticas... Porque Bob trabaja para la Lavandería, el departamento ultrasecreto del gobierno británico que trata de combatir las amenazas sobrenaturales. Cuando un accidente durante un cursillo "rutinario" le pone en la lista de operativos de servicio activo, Bob se verá inmerso en una pesadilla lovecraftiana y deberá recurrir a todo su ingenio para sobrevivir... y presentar el informe correcto por triplicado.
The Atrocity Archives es la recopilación de la novela corta del mismo título con el cuento The Concrete Jungle (ganador del premio Hugo 2005), en el primer volumen de las historias de The Laundry Files. En esta serie el autor une su pasión por la obra de Lovecraft, en especial los Mitos de Cthulhu, con las novelas de espías de Len Deighton, recordado especialmente por el célebre personaje sin nombre que sería rebautizado como Harry Palmer en su versión cinematográfica. A todo ello, Stross le une sus experiencias como trabajador de un departamento IT y su habitual mala leche y rechazo de la burocracia omnipresente. El resultado es un producto a caballo entre el thriller, la novela de horror y la comedia absurda, un libro inteligente, crítico, entretenido y muy divertido. Pese que el ritmo cojea a ratos, el conjunto hace que el lector quiera seguir las desventuras del desafortunado Bob Howard en un mundo donde los Poderes Oscuros son a veces menos peligrosos que las intrigas de oficina.
Uno de los mayores problemas que tiene Stross como autor es que, cuando se mete a escribir ciencia ficción transhumanista, a veces te da la impresión de que te están soltando un sermón lleno de pedantería (y que conste que los otros trabajos suyos que he leído me han gustado). Esto no ocurre en esta serie. Es como si, de vez en cuando, el autor bajase de un pedestal para dedicarse a escribir para entretener.
¿Voy a leer el resto de la serie? ¡Por supuesto! Y vosotros deberíais hacer lo mismo. Eso sí, tendréis que haceros con sus libros en inglés puesto que, para variar, apenas váis a encontrar nada disponible suyo en castellano.