La esperadísima Milagros de vida, autobiografía de J.G.Ballard se editó a principios de año (en septiembre su traducción al castellano) coincidiendo con el anuncio de que el escritor británico padecía un cáncer terminal de próstata. Y sin embargo el escritor apenas dedica más que una breve mención como cierre del libro a este hecho y no se dedica a hacer filosofía barata sobre la vida y la muerte. Claro que ante un autor atípico lo menos que cabe esperar es que su biografía sea atípica.
Ballard dedica casi la mitad de Milagros de vida a su estancia en el campo de internamiento de Lunghua, en el que los extranjeros de Shanghai fueron encerrados tras la invasión japonesa. Muchos de los hechos vividos por Ballard como niño darían como fruto su conocida El Imperio del Sol. Pero como cualquier proceso de formación, el autor deja claro desde un principio que toda su narrativa se vería impregnada por esos recuerdos, en mayor o menor medida reprimidos. A lo largo de poco más de 200 páginas Ballard nos habla de su vida, de sus hijos y de su relación con la ciencia ficción mientras pinta un retrato orwelliano de una Inglaterra que nunca le pareció su hogar. Con ironía y buen sentido del humor el escritor pinta retazos de su vida en un cuadro incompleto que es capaz de saltarse años enteros para concentrarse en periodos muy cortos de su vida, pero que ayuda perfectamente a entender a uno de los escritores más importantes del s.XX.
Los que busquen un retrato meticuloso de Ballard se sentirán decepcionados, pero los que quieran disfrutar una última vez del ritmo narrativo de una pluma ágil devorarán cada párrafo con avidez y se sentirán completamente satisfechos.
Un texto imprescindible para ballardianos, pero tan fresco y abierto que sirve de introducción perfecta para quienes desconozcan el potencial de un autor insustituible como J.G.Ballard.
Gracias a Mar por conseguirme una copia del libro.
Ballard dedica casi la mitad de Milagros de vida a su estancia en el campo de internamiento de Lunghua, en el que los extranjeros de Shanghai fueron encerrados tras la invasión japonesa. Muchos de los hechos vividos por Ballard como niño darían como fruto su conocida El Imperio del Sol. Pero como cualquier proceso de formación, el autor deja claro desde un principio que toda su narrativa se vería impregnada por esos recuerdos, en mayor o menor medida reprimidos. A lo largo de poco más de 200 páginas Ballard nos habla de su vida, de sus hijos y de su relación con la ciencia ficción mientras pinta un retrato orwelliano de una Inglaterra que nunca le pareció su hogar. Con ironía y buen sentido del humor el escritor pinta retazos de su vida en un cuadro incompleto que es capaz de saltarse años enteros para concentrarse en periodos muy cortos de su vida, pero que ayuda perfectamente a entender a uno de los escritores más importantes del s.XX.
Los que busquen un retrato meticuloso de Ballard se sentirán decepcionados, pero los que quieran disfrutar una última vez del ritmo narrativo de una pluma ágil devorarán cada párrafo con avidez y se sentirán completamente satisfechos.
Un texto imprescindible para ballardianos, pero tan fresco y abierto que sirve de introducción perfecta para quienes desconozcan el potencial de un autor insustituible como J.G.Ballard.
Gracias a Mar por conseguirme una copia del libro.
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