Hace unos días leí The Cuckoo's Calling, el primero de los libros de J. K. Rowling firmados bajo el seudónimo Robert Galbraith, protagonizados por el detective Cormoran Strike y su ayudante Robin Ellacott. La novela me dejó con ganas de más, así que no dudé un segundo y me puse con la lectura de The Silkworm (El gusano de seda en la edición española). Aunque la autora sigue manteniendo su seudónimo para esta serie, este libro se publicó después de que se hubiera descubierto su autoría.
En The Silkworm, Strike acepta el caso de Leonora Quine, cuyo marido Owen, un novelista pretencioso y conflictivo venido a menos, ha desaparecido. En su búsqueda, el detective empezará a descubrir la doble vida que vivía el escritor, así como el caos que ha desatado Bombyx Mori, su último manuscrito, en el que arremete contra sus allegados y contra varias figuras del mundo editorial. Pronto el macabro texto se convertirá en profético, amenazando con destruir las vidas de todos cuantos aparecen mencionados en él.
En este segundo libro de la serie, Rowling se zambulle de lleno en un mundo que sin duda conoce a la perfección, y no se corta un pelo a la hora de retratar la prepotencia y pedantería de los autores, sus envidias y sus odios cultivados durante décadas. La autora profundiza en la relación del dúo Cormoran/Robin, convertidos a todos los efectos en socios en lo que a la investigación pertoca, mientras mantiene en vilo al lector con una historia más enrevesada que su predecesora.
Con The Silkworm, Rowling vuelve a demostrar que es capaz de escribir una buena historia de detectives que se devora en un par de sentadas. Eso sí, aunque puede leerse como libro independiente, os recomiendo empezar por el primero de la serie.
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