miércoles, 30 de enero de 2008

Elemental, mi querido Falco: La plata de Britania

La figura del detective privado siempre ha atraído a los escritores desde que Conan Doyle creó a Sherlock Holmes. Lo interesante es cuando se intenta dar una vuelta de tuerca más para no caer en el estereotipo manido del detective duro y cínico hammetiano al que ha derivado la intriga criminal. Y pocos autores lo han logrado como lo ha hecho Lindsey Davis con su serie sobre Marco Didio Falco, investigador romano y reluctante informador imperial en tiempos de Vespasiano.
En La plata de Britania, primera novela de la serie, Davis nos presenta al cínico Marco, republicano hasta la médula, arruinado ex-legionario de la II Legion que conquistase a los bárbaros bretones, envuelto en una complicada investigación en la que se cruzará con la corrupta nobleza romana. Pero no es oro (o plata en este caso) todo lo que reluce, con lo que su vida dará un drástico cambio al toparse con la hermosa Helena Justina mientras intenta sobrevivir a una antigua trama de traiciones, conspiraciones, asesinatos y desfalcos en la que nadie es tan inocente como aparente.
Sin llegar a la exhaustiva reconstrucción de Colleen McCullough en El primer hombre de Roma, Davis no escatima detalles en ambientar la turbulenta Roma posterior al Año de los Cuatro Emperadores, en especial los bajos fondos, sin por ello entorpecer en ningún momento la narración y sin caer en recursos artificiales (como la manía que tienen algunos autores históricos de tratar a los personajes como si estuviesen en el siglo XX). 
La plata de Britania es uno de los títulos emblemáticos de la línea histórica de Edhasa, por lo que fue escogido por la editorial para su colección de lujo en formato bolsillo que editó para celebrar su 60º aniversario. Si no conocíais la muy recomendable obra de Lindsey Davis es un buen momento para engancharse a una serie que por el momento consta de 18 volúmenes (todos ellos traducidos al castellano) y que sorprenderá a aquellos que no suelen leer ni narrativa histórica ni novela negra.

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