Cuando leí Spin en ningún momento tuve la sensación de que formaba parte de una saga. De hecho no creo que Robert Charles Wilson la concibiese como tal. Cierto, quedaban muchas preguntas en el aire, pero no hacía falta responderlas. Era una novela de una solidez tremenda que no requería nada más. La buena acogida de la obra y la concesión del prestigioso premio Hugo fueron sin duda algunos de los motivos de peso que propiciaron la publicación de Axis dos años después.
Axis arranca treinta años después del final de Spin. En un mundo que todavía no se ha sobrepuesto al impacto de los cambios tan drásticos sufridos en las úntimas generaciones, la colonizada Equatoria se ha convertido no sólo en un refugio para la sobrecargada Humanidad sino en un lugar virgen que poder sobreexplotar a su antojo. Allí regresa Lise Adams, quien busca a su padre desaparecido, un reputado científico que estaba preparando un libro sobre el Spin. En su camino se cruzarán los fantasmas de su pasado en forma del solitario Turk Findley, aviador y antiguo amante de Lise, y Brian, el ex-marido de ella y agente del Departamento de Seguridad Genómica de los Estados Unidos, un grupo algo oscuro que lucha por mantener la "pureza genómica" de la especie humana frente a la amenaza de los Cuartos. A todo ello se sumará un secreto proyecto con más de tres décadas de historias que amenaza con destruir la supuesta seguridad de la recién poblada Equatoria, justo en el momento en el que los Hipotéticos vuelven a dar señales de vida, junto a algún viejo conocido.
En conjunto, Axis no es en absoluto un mal libro. El mayor problema que tiene que afrontar es la sombra de su predecesor, al que no se le acerca ni por asomo. El nivel dramático que el autor conseguía con apenas tres personajes en Spin, capaz de lograr un drama de proporciones épicas, no es igualado en su secuela. La aparición de diversos personajes con demasiadas agendas propias hacen que la tensión se diluya al ir saltando de interés en interés y sin acabar de considerar a ninguno como el verdadero protagonista. Esto se ve acentuado con un cierre demasiado brusco que deja perplejo al lector y le hace meditar si quizás el autor tenía ganas de terminar pronto.
Pese a todo, Axis es un libro entretenido de leer si se ha leído Spin, y me ha dejado con ganas de ver qué pasa en Vortex, tercera y última parte de la saga, que debería publicarse a finales de este año en Estados Unidos. Los interesados en leer Axis deberán comprar la edición en inglés ya que por el momento no existe traducción al castellano.
Axis es el libro número 9 del reto de lectura de las 52 semanas.
Axis arranca treinta años después del final de Spin. En un mundo que todavía no se ha sobrepuesto al impacto de los cambios tan drásticos sufridos en las úntimas generaciones, la colonizada Equatoria se ha convertido no sólo en un refugio para la sobrecargada Humanidad sino en un lugar virgen que poder sobreexplotar a su antojo. Allí regresa Lise Adams, quien busca a su padre desaparecido, un reputado científico que estaba preparando un libro sobre el Spin. En su camino se cruzarán los fantasmas de su pasado en forma del solitario Turk Findley, aviador y antiguo amante de Lise, y Brian, el ex-marido de ella y agente del Departamento de Seguridad Genómica de los Estados Unidos, un grupo algo oscuro que lucha por mantener la "pureza genómica" de la especie humana frente a la amenaza de los Cuartos. A todo ello se sumará un secreto proyecto con más de tres décadas de historias que amenaza con destruir la supuesta seguridad de la recién poblada Equatoria, justo en el momento en el que los Hipotéticos vuelven a dar señales de vida, junto a algún viejo conocido.
En conjunto, Axis no es en absoluto un mal libro. El mayor problema que tiene que afrontar es la sombra de su predecesor, al que no se le acerca ni por asomo. El nivel dramático que el autor conseguía con apenas tres personajes en Spin, capaz de lograr un drama de proporciones épicas, no es igualado en su secuela. La aparición de diversos personajes con demasiadas agendas propias hacen que la tensión se diluya al ir saltando de interés en interés y sin acabar de considerar a ninguno como el verdadero protagonista. Esto se ve acentuado con un cierre demasiado brusco que deja perplejo al lector y le hace meditar si quizás el autor tenía ganas de terminar pronto.
Pese a todo, Axis es un libro entretenido de leer si se ha leído Spin, y me ha dejado con ganas de ver qué pasa en Vortex, tercera y última parte de la saga, que debería publicarse a finales de este año en Estados Unidos. Los interesados en leer Axis deberán comprar la edición en inglés ya que por el momento no existe traducción al castellano.
Axis es el libro número 9 del reto de lectura de las 52 semanas.
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