Si habéis seguido este blog durante una temporada sabréis el odio acérrimo que profeso hacia la obra de Stephenie Meyer, hasta el punto de que tiene la única entrada hasta la fecha dedicada a un libro que consideramos malo. De hecho tuvo que ser Ms. Delphine la encargada de realizar dicha reseña al negarme yo en redondo.
Por desgracia, lo que parecía una moda pasajera se ha convertido en un negocio lucrativo llamado teen paranormal romance ("romance paranormal para adolescentes") o, en otras palabras, la pesadilla de los lectores de fantasía urbana. Los que antes eran monstruos ahora son una parodia del Lestat de Anne Rice pasado por el filtro Sensación de Vivir.Claro que por fortuna hay autores como David Wellington que se niegan a sucumbir a esta plaga.
Los vampiros de Wellington son monstruos de la peor especie, verdaderos demonios movidos únicamente por su sed de sangre como si fueran los peores yonquis del mundo, dispuestos a destruir la vida de quien sea con tal de lograr sus objetivos.
13 balas, la primera novela de su serie Vampire Tales, está protagonizada por dos personajes diametralmente opuestos. Por un lado está Laura Caxton, policía rural de autopistas, cuya única preocupación hasta el momento es conciliar su trabajo con el de su novia. Pero cuando aparecen sospechas de actividad vampírica tras un control rutinario en la autopista, Laura se verá arrastrada a un verdadero infierno de sangre y de muerte en compañía del agente especial Arkeley, un agente del FBI curtido, maleducado y "bala perdida" que además es el único humano que ha sobrevivido a un ataque de vampiros.
En el mundo de Vampire Tales se sabe que los vampiros existieron, pero se cree que en la época actual se les ha conseguido exterminar. La reaparición vampírica desencadenará una matanza que sólo puede ser detenida si Laura sigue los consejos de Arkeley. Pero, ¿estará dispuesta a ser tan inhumana como el duro agente?
Plagado de clichés sacados tanto de las novelas de terror como de las policiacas, 13 balas es un thriller que avanza a un ritmo vertiginoso hasta casi el final que, aunque es un poco decepcionante, logra dejarte con ganas de seguir leyendo la serie. Wellington no intenta evitar dichos clichés, todo lo contrario, y construye una trama que sería el equivalente vampírico de Harry el ejecutor a la vez que elude (aunque es por bien poco) el convertir a la protagonista en otra de tantas Mary Sues que por desgracia abundan en la literatura fantástica y de ciencia ficción hoy en día.
13 balas supuso el salto a la fama del autor americano, y fue distribuida a través de un sistema de venta por suscripción online en su página web antes de que una editorial decidiera publicarla.
En resumen, estamos ante una novela que no busca más que entretener como si se tratara de una película de cine de terror de los 80 y que nos recuerda que los vampiros no son unos afeminados rompecorazones de adolescentes.
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