Hace poco que comenté las dos primeras novelas de John Connolly dedicadas al detective Charlie "Bird" Parker (Todo lo que muere y El poder de las tinieblas). La velocidad a la que estoy devorando esta serie debería dejar claro lo mucho que disfruto con la prosa teñida de oscuridad del autor irlandés. Perfil asesino, el tercer libro de la serie, se encuentra a la altura de sus predecesoras.
Ya establecido como detective privado pero rehacio a involucrarse en ningún caso sobre crímenes violentos, Bird es contratado por el magnate Jack Mercier para investigar el supuesto suicidio de Grace Peltier, hija de un ex-socio del millonario y antigua novia del detective. Grace se hallaba investigando la desaparición de una antigua comunidad religiosa establecida en los años 60. A medida que Bird se involucra en el caso se ponen en marcha fuerzas oscuras que pretenden mantener enterrado el pasado a cualquier precio. Pero los espíritus de los muertos, atrapados en la colmena que es el mundo, claman justicia contra aquellos que se autoproclaman ángeles oscuros. Y Bird sabe demasiado bien que las barreras entre el mundo de los vivos y los muertos, el pasado y el presente, están tejidas en una peligrosa tela que se resquebraja sólo para causar la muerte de los inocentes.
Con Perfil asesino, el autor explora el fanatismo religioso tan extendido en Estados Unidos, un odio visceral a la propia naturaleza humana, suficiente como para matar por ello. Y lo hace tiñendo de ese halo sobrenatural que deja entrever en su prosa, pero nunca de un modo fantástico. En las novelas de Connolly lo sobrenatural está dosificado de forma efectiva, de modo que no desentona del conjunto (si habéis visto El corazón del ángel sabréis de qué hablo).
Utilizando recursos y ambientaciones propias del cuento de terror (que a ratos roza lo lovecraftiano), Connolly vuelve a salir aiuroso a la hora de montar un rompecabezas narrativo que mantiene al lector en vilo durante todo el oscuro trayecto.
Ya establecido como detective privado pero rehacio a involucrarse en ningún caso sobre crímenes violentos, Bird es contratado por el magnate Jack Mercier para investigar el supuesto suicidio de Grace Peltier, hija de un ex-socio del millonario y antigua novia del detective. Grace se hallaba investigando la desaparición de una antigua comunidad religiosa establecida en los años 60. A medida que Bird se involucra en el caso se ponen en marcha fuerzas oscuras que pretenden mantener enterrado el pasado a cualquier precio. Pero los espíritus de los muertos, atrapados en la colmena que es el mundo, claman justicia contra aquellos que se autoproclaman ángeles oscuros. Y Bird sabe demasiado bien que las barreras entre el mundo de los vivos y los muertos, el pasado y el presente, están tejidas en una peligrosa tela que se resquebraja sólo para causar la muerte de los inocentes.
Con Perfil asesino, el autor explora el fanatismo religioso tan extendido en Estados Unidos, un odio visceral a la propia naturaleza humana, suficiente como para matar por ello. Y lo hace tiñendo de ese halo sobrenatural que deja entrever en su prosa, pero nunca de un modo fantástico. En las novelas de Connolly lo sobrenatural está dosificado de forma efectiva, de modo que no desentona del conjunto (si habéis visto El corazón del ángel sabréis de qué hablo).
Utilizando recursos y ambientaciones propias del cuento de terror (que a ratos roza lo lovecraftiano), Connolly vuelve a salir aiuroso a la hora de montar un rompecabezas narrativo que mantiene al lector en vilo durante todo el oscuro trayecto.
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