Dan Simmons es uno de los autores responsables de la revitalización de la ciencia ficción a principios de los 90. Sus obras mezclan el terror, la historia, la fantasía y la ciencia ficción hard con la literatura, en especial en sus Cantos de Hyperion (inspirados en Los cuentos de Canterbury y la poesía de John Keats) e Ilión/Olympo (una versión transhumanista de La Iliada, sazonada con referencias a Shakespeare, Proust, Nabokov entre muchos otros). Drood, titulada en nuestro país La soledad de Charles Dickens, no es una excepción.
Drood parte de un hecho real: el trágico accidente de tren que estuvo a punto de costarle la vida al escritor Charles Dickens en 1865. A partir de este acontecimiento, Simmons introduce un personaje que parece sacado de las mejores novelas de Tim Powers: el siniestro y deforme Drood, una figura sobrenatural que parece controlar el mundo del hampa que vive en el subsuelo de Londres a través de su culto a los dioses del Antiguo Egipto. Pero, más allá de esta trama, La soledad de Charles Dickens es un libro sobre la amistad entre Dickens y el escritor Wilkie Collins, su colaborador más cercano. La novela está narrada en forma de biografía que relata los últimos años de vida de Dickens, vistos por Collins, y de como esta amistad y colaboración se va empañando con el paso de los años. Collins se muestra como un personaje que parece surgido de la pluma del propio Dickens, un ser amargado por los triunfos de su amigo, eclipsado por la grandeza que cree inmerecida y envidioso de un talento que juzga inferior al suyo propio. Su adicción primero al láudano y luego al opio lo transforma de paulatinamente de amigo y confidente del Inimitable (título con el que se refiere al Dickens su familia) en un villano frío, cruel y consumido por el odio.
La novela está claramente estructurada en dos mitades. La primera parte se centra en la relación personal y profesional entre Dickens y Collins, nos muestra cómo surgió su amistad y los celos que ha desarrollado el último. La segunda mitad es un verdadero tour de force en la que Dan Simmons demuestra su maestría al reconducir y transformar todos los elementos presentados en una construcción que parece surgida de la mente del autor de Cuento de Navidad.
El Terror, la anterior novela de Simmons, fue un éxito de ventas en España, en gran parte por la campaña de implantación masiva que se hizo, a la vez que se obviaban los elementos fantásticos de la misma para disfrazarla de novela histórica. Con La soledad de Charles Dickens parece ser que la editorial no ha querido hacer ese gasto, limitándose a anunciar el título con un "Del autor de El Terror", con resultados previsibles. Incluso el título escogido en lugar del original Drood (nombre del protagonista de la novela inacabada de Charles Dickens El misterio de Edwin Drood) parece inapropiado ya que, pese a tratarse de un libro sobre Dickens es Wilkie Collins el centro de la narración y de la trama. Pero, como bien señala el propio personaje de Collins en la novela, ¿quién oirá hablar de Wilkie Collins en un futuro, mientras se recuerda el genio de Charles Dickens?
Una novela excelente sobre el lado oscuro del ser humano, disfrazada de historia de terror. Imprescindible.
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